– ¡hay Gustav como me conoces! – cerré la puerta, preparándome para lo que sucedería a continuación.
– ¿Qué es lo que paso? – se sienta en el sofá y me fulmina con la mirada.
Cierro la puerta y me siento a su lado, suspiro y le digo – lo que sucede es que no puedo sacarme de la cabeza a un chico que por accidente choque con él y… cuando estaba con Jared creí por un instante que era ese sujeto.
– ¿sabes cómo se llama?
– no lo sé Gustav, no lo sé… – me paro de una y camino hacia la cocina por un vaso con agua. – ¡era un odioso, el muy idiota casi arruina mi trabajo!
Aparece en la cocina diciendo. – hay Bella, ¿Qué te dijo Jared? –
¿Decirme algo? Solo se enojo y se fue, ¿Qué más podría decirme? Nada, no tiene razones para pensar algo aunque conociéndolo bien habrá pensado que lo estoy engañando. – solo se enojo y se fue. – Gustav no izo nada más que negar con la cabeza.
Pase una semana en casa, mi querido amigo me visitaba en las tardes y se preguntaran que ha sido de Jared, pues ni rastros de ese hombre, en ocasiones pensaba ¿seguirá enojado? Yo creo que sí.
Ese día preferí salir de casa, tenía unas ganas inmensas de ir a la heladería, me arregle y me encamine al lugar donde hacían los mejores helados y batidos de la ciudad. Me senté en un lugar que tuviera vista hacia afuera de la tienda, pedí un batido y espere a que me lo trajeran.
Mire hacia afuera ida, pensando en… – ¿Por qué no paro de pensar en él? – dije pensando en alto.
– ¿pensar en quien? – dice una voz.
– En el chico del otro día – le respondí, espera un momento… giro mi cabeza hacia donde provenía la voz y lo veo ahí sentado. – ¿Qué haces tu aquí?
Sonriente dice – pasaba por aquí, te vi y me dije porque no ir a saludar.
¿Este tipo estaba loco?, ¿todavía se acordaba de mí? Esto sí que me deja sorprendida. – pues ya me has saludado puedes retirarte. – le dije cortante.
– ¿ya quieres que me vaya?
– ¿Qué comes que adivinas? Además no te conozco para empezar una conversación.
– en estos momentos estamos entablando una conversación linda, a todo esto el otro día no me dijiste tu nombre.
No quería decirle mi nombre, ¿qué pasaría si es un psicópata? – me llamo Taylor, ¿y tú?
– me llamo Thomas, pero dime Tom linda. – al terminar la oración pone una de sus sonrisas picaras.
Mi gran error fue nuevamente mirarlo a los ojos, no podía despegar la mirada… ¿Qué me sucedía?, pues no lo se. Pasaron muchas cosas por mi cabeza y no podría permitirme esto, cerré los ojos y los apreté. ¡Bella no para ahora! Saque mi billetera intentando sacar el dinero para pagar el batido e irme, pero se me fue imposible mis nervios hicieron que se me cayera todo me agache para recoger la billetera, pero me detuvieron y Thomas la recogió por mi y me la paso deje el dinero y justo veía el camarero con mi batido.
– señorita aquí tiene su batido.
– ¡pues déjeselo al señor aquí el dinero esta en la mesa. – Salí prácticamente corriendo.
No podía sentir esto por ese sujeto, no podía por un lado estaba Jared y por otro Thomas… genial vida la mía.