jueves, 22 de marzo de 2012

Capitulo 3

Salí corriendo del edificio no quería seguir escuchando sus insultos, no quería… saber que si había perdido a mi amigo… Derek ¿Cuándo fue el momento en que cambiaste?

Camine rumbo a casa, pensando en Derek el maldito canija sabe como ponerme mal como desearía que todo volviera a ser como antes…

– ¡hey Bella se nos hace tarde!

– ¡Ya lo se lo siento!– dije corriendo hacia él.

– nada de lo siento, es nuestro ultimo día en la universidad y ya vamos atrasados, ya me imagino cuando estés trabajando dice en un tono burlesco, que a mi no me causaba mucha risa.

– Muy chistoso ya vámonos que se nos hace tarde – reí, le pase y seguí corriendo.

Extraño esos recuerdos, en donde nada nos preocupara, donde todo estaba bien entre los dos, como viejos y buenos amigos que solo querían vivir la vida de una forma alegre...

Seguí caminando mientras aquellos recuerdos tan alegres venían a mi mente, estaba desorientada y ya se hacia de noche.

Caminando entre callejones me doy cuenta que llegue al lugar donde hoy choque con ese sujeto…


– ¿Qué estoy haciendo aquí? – dije para mis adentros, estaba desorientada y no lograba entender que estaba haciendo. De repente escuche la voz de alguien que me llamaba.

– ¡Bella, amor! – gritaba Jared, me di media vuelta para verlo, pero era demasiado tarde, me había atrapado con sus enormes brazos. – ¿Qué haces a estas horas en la calle? Te pudo haber pasado algo.

–no es nada… solo quería distraerme, ya sabes el trabajo me estresa un poco. – mentí, no podía contarle mi pequeño altercado con Derek y menos decirle que no paraba de pensar en el sujeto de la tarde… solo me quedaba disimular.

– ¿estas segura que estas bien?, te veo algo ida.

Lo abrazo más fuerte y le digo – si estoy bien, solo me ha dado algo de frío eso es todo. – me apegue a Jared y puse mi barbilla en su hombro viendo el paisaje que había detrás de él y lo veo… ¡no podía creerlo, me estaba volviendo loca! ¿Qué hacia él aquí?, ¿me estaba siguiendo?, ¿será un psicópata que anda en mi búsqueda? Asustada me despegue de mi novio, trate de mostrar serenidad y así no asustarlo.


– será mejor que nos vayamos, hace mucho frío y puedo resfriarme.

– claro amor, como digas.


Me tomo de la mano, yo mire nuevamente hacia atrás para asegurarme que no nos seguía, pero no estaba… definitivamente me estaba volviendo loca.

Jared me llevo a casa, lo hice pasar un rato le invite a tomarse un café y nos quedamos platicando un rato en el sofá. Me contaba de cómo habían sido sus días sin mi, de lo cuanto que me extrañaba y yo… en otro mundo, en un mundo donde solo estábamos yo y… aquellos ojos tan hermosos.

–te amo. – empezó a besarme, yo correspondía a sus besos y caricias, sentía cada parte de su cuerpo tan cerca del mío. Estábamos pasando de nivel, aquellos besos se volvían cada vez más apasionados, mi mente se alejaba de la realidad y comenzaba a olvidar lo sucedido aquel día menos una… aquel rostro, aquella mirada se hacían mas fuertes en mi mente, lo veía tan real ¿porqué? Abrí los ojos rápidamente aleje a Jared como pude de mí, el corazón estaba a punto de salir de mi… ¿porqué?

– ¡lo siento Jared no puedo! – dije sentándome en el sofá y agarrando mi cabeza con mis manos. –¡lo siento!

– ¿Qué te pasa? – dijo con un tono molesto, que ni yo podía entender.

– estoy cansada eso es todo.

– espero que esa eso, yo mejor me largo. – dijo mientras se ponía de pie, pero a mi no me importaba existía algo mucho más importante en que preocuparse.

Aquella noche no quería saber de nada y de nadie así que apague mi celular, desconecte los teléfonos, apague todas las luces y me acurruque en el sofá pensando en el chico.

Abro mis ojos y no me había dado cuenta de que ya amaneció, <> dije mirando a todas direcciones. Pasaron unos segundos de silencio absoluto y tocan fuertemente la puerta.

– ¡ya voy! – dije mientras me dirigía a la puerta.

– ¡hey tarada me tenias asustado!

– ¿Por qué Gustav?, ¿Qué hice ahora?

– ¿Qué te sucede que no contestabas el celular?

– lo apague, llegue muy tarde y tenia sueño. – dije nerviosa.

– ¿y el teléfono de tu casa?

– también, es que de verdad quería dormir.

Gustav me hace a un lado, entra a la casa y me fulmina con la mirada.

– no te creo.

– ¡hay Gustav como me conoces! – cerré la puerta, preparándome para lo que sucedería a continuación.

viernes, 9 de marzo de 2012

Capitulo 2

Seguía enojada, mientras recogía aquellas hojas con trazados lo miro de re ojo hasta que nuestras manos se juntan. Yo no me había dado cuenta de sus ojos, aquellos ojos tan brillosos que en tan solo segundos me atraparon.

Agarre la ultima hoja que quedaba ya agrupe junto con las otras y él me paso las que había recogido nos miramos unos instantes mi corazón latía como nunca, no entendía el porque.

–ya se me hace tarde me tengo que ir – Salí corriendo del lugar, y en mi mente buceaba en aquel momento, con ese chico… el camino hacia la boutique se me hizo extremadamente corto.

–buenas, vengo a una cita con el señor Christian Dior – le dije a la recepcionista.

– ¿es Isabella Ruiz y de Teresa? – dice muy sonriente.

– si, soy yo

– espera un segundo, le diré que estas aquí – tomo el auricular del teléfono y marco unos nacemos para comunicarse con él. – Isabella dijo que puedes pasar.

– ¡gracias! – camino hacia la oficina del señor Dior algo nerviosa, es la primera vez que le muestro mis diseños a un diseñador tan prestigiado en la ciudad de L.A, abrí la puerta, me arme de valor y entre. – señor… soy Isabella…

– Isabella, chiquilla no te pongas nerviosa que no muerdo – dijo con una voz gentil.

– Claro… – me acerque a él y me senté al otro la do de su gran escritorio.

– ¿Qué es lo que me traes pequeña?


– amm… son los diseños para nuestra nueva colección – dije algo nerviosa, aunque llevábamos un tiempo trabajando juntos la sensación de verlo siempre era la misma que la del primer día.


–chiquilla no te pongas nerviosa como el primero día, siempre hablamos de lo mismo cada vez que tenemos una reunión de trabajo. – dijo en un tono divertido, ¡hey estaba burlando de mi! Que patético.

– no es eso, es que es un honor trabajar con usted además que… pienso que mis diseños no van hacer de su agrado.


– Bella que voy hacer contigo. Será mejor que me muestres tus diseños querida.

– ¡si! – le extiendo la carpeta con los diseños algo estropeados por… maldición tenia que acordarme de ese entupido chico. Pero, sus ojos eran tan… trasparentes… en aquel momento sacudo la cabeza de un lado hacia el otro tratando así poder eliminar esos pensamientos. Bella no pienses en tarados como ese sujeto. A todo esto… no se su nombre…

– ¿Bella estas hay? – dice mientras mueve la mano de un lado hacia el otro cerca de mi cara para ver si estoy despierta.

– ¡deja de pensar eso! – dije parándome de golpe y golpeando la mesa.

Que torpe yo ¿Cómo hago este tipo de espectáculos? Va a pensar que estoy loca, como siempre.

– ¡que divertida eres Bella! – dijo riendo. – tus diseños están espectaculares.

– ¿lo dice enserio?

– ¡por supuesto que hablo enserio!, voy a llamar a alguien para que los venga a buscar y empecé con la producción del vestuario. – dice agarrando el auricular y marcando unos números. Después de unos segundos hablando por teléfono cuelga – querida ya esta todo listo, el lanzamiento será dentro de dos semanas así que no desesperes y ve con cuidado a casa.

– Si, tendré cuidado – río nerviosa – bueno entonces hasta luego señor Dior.

– que me digas Christian, creo que ya nos conocemos lo suficiente para tutearnos Bella

– si creo que si, es solo que me cuesta un poco Christian… – me di la vuelta y empecé a caminar hacia la salida. Abrí la puerta y me di la vuelta para despedirme. – ¡hasta luego! – cerré la puerta y me apoye en ella suspirando. – ¡por fin!

– ¿por fin que?, ¿todavía no te largas? – dice el sujeto que estaba pardo al lado mío.

Miro al lado mío de donde proviene la voz – ¡ah eres tu!, ¿Qué quieres ahora?

– venia a buscar unos diseños y tu me estorbas el paso.

Caminando lejos del lugar digo. – pues tu estorbas el mío ahora vete a donde te hayan ordenado ir.

– ja, el único estorbo eres tu.

Me doy vuelta a mirarlo – ¿Por qué eres así conmigo?

– porque me has estorbado desde que apareciste en la vida de Dior, no se para que llegaste. –

No podía creer lo que estaba escuchando, ¿Qué le sucede?, ¿Por qué piensa que le soy un estorbo? Y… y pensar que éramos amigos.

Salí corriendo del edificio no quería seguir escuchando sus insultos, no quería… saber que si había perdido a mi amigo… Derek ¿Cuándo fue el momento en que cambiaste?

martes, 6 de marzo de 2012

Capitulo 1

Este es el único lugar que me calma, el único lugar que me entrega la paz que las calles de L.A me quitan a cada paso que doy, es el único lugar que no tiene recuerdos… como olvidar aquellos labios.

Si hubieras aparecido… si no hubieras aparecido mi vida seguiría igual en estos momentos estaría casada, pero no. Comencé a llorar, me duele mucho decir aquellas palabras, ella podía entenderme, mi mejor amiga que estaba conmigo… en las alturas muy lejos de todo.

– Ya no estés así que todo saldrá bien – me dice Erin con una voz reconfortante, aquella voz tan calida que la caracterizaba.

– eso espero Erin… eso espero. – dije mientras caminaba hasta la orilla que daba paso a un gran precipicio.

– ¿Qué fue lo tan malo que te tiene así? – pregunto otro chico que nos acompañaba, al cual le mire y respondí con cara de póker –un larga historia, lo que les conté solo es un resumen de todo…

– ¿nos puedes contar lo que sucedió?

– creo que si…-dije con un tono de dolor en cada palabra que pronunciaba.

Era comienzo de primavera, todo comenzaba a florecer, es mi estación favorita por que todo es de muchos colores pero nunca creí que cambiaria mi vida aquella primavera.

Unos días atrás había hablado con mi novio, nuestra relación últimamente era algo fría porque estaba preocupada de unos diseños de vestuario para una nueva colección que tenia que entregar el primer día de primavera y no tenia mucho tiempo para él.

El único que siempre estaba era mi mejor amigo, Gustav aunque viajaba mucho ya que estaba en una banda que nunca quise conocer, siempre me iba a ver como trabajaba y me alegraba el rato o me distraía. Aquel día Gustav me había ido a ver a casa, ese día fue donde todo comenzó…

– ¡hey bella tu no paras –! decía Gustav un tanto burlesco. Decía mientras terminaba de hacer un bosquejo de un proyecto que tenia que entregar a la tarde –estoy muy emocionada, espero que acepten mi proyecto-

– se que estas nerviosa, pero debes relajarte, además eres talentosa no debes porque preocuparte.

– gracias Gustav, eres uno de mis grandes apoyos pero no me desconcentres no quiero equivocarme en nada- dije sonriendo, pero a la vez concentrada en mi trabajo, pero no me doy cuenta de un gran detalle. Tate se balanceaba en la silla y se cae de espalda moviendo la mesa en donde estaba trabajando y estropeando mi trabajo.

– ¡Gustav, mira lo que haz hecho, voy a tener que empezar nuevamente! – miro la hora, no lo podía creer ya se me hacia tarde y lo único que pude hacer fue borrar un poco la línea que había trazado por la culpa de mi amigo. -¡ya no tengo tiempo me voy cuídate Gustav! – agarre mis diseños me despedí de él y Salí corriendo.

No lo podía creer en aquel momento había mucha gente, tratando de cuidar de que no le pasara nada a mis bocetos esquivo a un señor, me descuido un segundo y choco con alguien y se me cayeron todos mis diseños al suelo. – ¿Qué te sucede idiota? – dije enojada viendo cada uno de sus rasgos faciales.

– ¡ten mas cuidado!, ¿Qué no te das cuenta quien soy yo? – dice altanero.

– ¡si lo se eres el tipo que a tirado mi trabajo a la borda idiota! – Me doy cuenta de su expresión, al parecer se dio cuenta de algo y frunció el ceño, trago saliva y volvió abrir su boca – ¡lo siento! – dijo algo molesto.

Mirando las hojas en el suelo me agacho y empiezo a recogerlas enojada, con ganas de descuartizarlo y ver su sangre escurrirse entre mis manos, pero no valía la pena pensar o ensuciarse las manos con este idiota.

– Deja que te ayudo – dice mientras se agacha y comienza a recoger las hojas tiradas.

– ¡puedo recogerlas sola no te preocupes puedes seguir tu camino!

Seguía enojada, mientras recogía aquellas hojas con trazados lo miro de re ojo hasta que nuestras manos se juntan. Yo no me había dado cuenta de sus ojos, aquellos ojos tan brillosos que en tan solo segundos me atraparon.