domingo, 9 de septiembre de 2012

Capitulo 8

a casa, Gus llevo la maleta que no me acordaba que tenía. Era muy grande esa casa, miento no era una casa era una mansión pero era muy linda, llena de vegetación me gustaba mucho y por dentro era más impresionante.

Me sentó en el sillón de la sala de estar, frente a una enorme escalera que daba al segundo piso y grita el nombre de Tom, no pensé nada malo porque en este mundo existen muchas personas con ese nombre, pero me había equivocado, él bajaba poco a poco, no me lo podía creer ¿yo y Tom bajo el mismo techo?

– ¿Qué haces aquí? – dije atónita por la situación.

– eso debería decirlo yo puesto que es mi casa ¿no? Es verdad… no podía hacer nada contra eso.

      – Tom ¿Por qué no la ayudas con sus cosas?

 – ¡no necesito ayuda de nadie y mucho menos de él, yo puedo sola!

      – ¿pero estas enyesada?

– eso no es impedimento para subir las escaleras.

     – ella ha hablado, con su permiso me retiro. – me mira y da media vuelta, subiendo nueva mente las escaleras.

– discúlpalo suele comportarse así, es un completo tarado.

– no te preocupes lo entiendo, Gustav ¿me ayudas con la maleta?

– claro, Bill ¿A dónde la llevo?
    
     – ¿te llamas Bill?
    
          –lo siento no me he presentado, el tarado de mi hermano se llama Tomas y yo me llamo William, pero todos me conocen como Bill.
– uhm… a tu hermano ya lo concia Bill. – asome una mueca mirando a otro lado.


– ahora todo con cuerda… bueno ven te llevo a tu habitación. – pasa una de sus manos por mi cintura y empieza a caminar lentamente, al llegar las escaleras se me hacían interminables, él se dio cuenta y me tomo en brazos.

Es muy amable y muy dulce, la chica que este con Bill tiene mucha suerte. Pensé en mis adentros. Me dejaron sola en mi habitación, era muy linda el que la haya decorado tiene buenos gustos.

Me tire a la cama pensando en todo lo que había sucedido, y en que será de Jared… tal vez necesitaba dormir, estaba agotada y pensar que estaba en el mismo techo que… Tom no me hacía gracia, aunque me gustaría pedirle disculpas por lo que había ocurrido. Mire el teléfono, lo tome y llame a mi novio, no aguantaba más necesitaba saber si estaba bien, si… se habría preocupado al no saber nada de mi…

– ¿halo? –dice algo adormilado.

    – hola amor, ¿Cómo estás?

– ¡hasta que por fin te dignas en llamar!, ¿sabes lo preocupado que estaba? Algo extrañado de su reacción conteste.

– ¿fuiste a mi casa?

– ¡claro que fui a tu casa al saber lo sucedido, pero no encontré respuestas!, ¿Dónde estás?

–em… estoy en casa de Gustav, no te preocupes que estoy bien.

– sabes que no me gusta que estés con ese sujeto, debiste de haberme llamado a mí para ir a buscarte.

– no pude llamar y Gustav fue el primero en llamar, sin él yo ahora no estaría hablando contigo.

– dije algo enojada.

– ¡pues quédate con tu amiguito, ya me di cuenta que lo prefieres a él!

– cuelga el teléfono.

– ¡eso no es verdad!... ¡me ha colgado el muy idiota! Colgué y me volví a tirar en la cama, ¿tendré que estar encerrada en este lugar para siempre o por lo menos hasta que pueda encontrar una casa y mudarme?, Tom… ¿seguirá enojado conmigo? ¡Ha Bella esto es un desastre! Me senté en mi cama, mire la puerta y dije. – es mejor arreglar las cosas con Tom, no quiero que haya un ambiente tenso en esta casa. Me pare, busque mis muletas y Salí de la habitación.

– ¡ahora!... ¿Cuál de todas las puertas será la entrada a la habitación de Tom? – Camine lentamente recorriendo el segundo piso, de verdad era grande la casa, pero una puerta llama mi atención…

– ¿será la habitación de Tom? – me pregunte y mientras eso sucedía la puerta que estaba al frente de mi se había… ¿Qué aria ahora? Mira algo fastidiado.

– ¿estando tu aquí ya no podré tener intimidad?

– ¡no es eso Tom! Es solo que… – ¡solo nada!, ¿que acaso no te importo meterte en mi casa sabiendo que yo vivía en ella?, pues ya conseguiste lo que querías, ahora déjame en paz.

– ¡idiota solo venia a pedirte unas simples disculpas, ya que vamos a vivir juntos por un tiempo pero el señor egocéntrico cree que estoy aquí por él, te lo aclaro de inmediato no vine aquí porque yo quería sino porque no me quedaba opción y además no tenía la menor idea que vivías aquí! – doy media vuelta hacia mi habitación. – ¡contigo no se puede hablar! Sentía como clavaba su mirada acusadora en mí, pero no me gire para ver que rostro puso después de aquello.

– tampoco me interesa lo que te haya sucedido, si mi hermano te tiene aquí pues tendré que soportar, espero que no te entrometas en mis cosas. Eso si me había sacado de mis casillas, abrí la puerta de mi habitación y me gire furiosa.

– ¡y yo espero lo mismo de tu parte, no quiero verte en mi camino! – cerré la puerta de un golpe, ¿Qué se creía por tratarme así? Pero en fin, estamos en la misma casa y será imposible no encontrármelo en algún sitio.

Había pasado una noche, para haber empezado no fue tan mala como me lo estaba imaginando, pero en fin hoy sería un largo día sin nada que hacer. Me levante sin ganas, me bañe y me puse algo liviano y fácil de poner. Me paro unos segundos frente a la puerta agarrando fuertemente el cerrojo.

– Bella no creo que te lo encuentres en la mesa, ya te lo ha dejado muy en claro que prefiere encerrarse en su pieza hacer que se yo. – abrí la puerta y me empecé asomar lentamente, miro hacia uno de los lados y ahí estaba, con el corazón a mil retrocedí y cerré la puerta como la noche anterior.

– Bella… definitivamente será más difícil de lo que creí.