Salí lo más rápido que pude del lugar y empuje a
Tom para que saliera de mi camino, no podía creer que fuera tan idiota. ¿Por
qué estaba llorando?, ¿tanta rabia me había dado al saber que Tom no me
llevaría? De todas formas no quería pedirle ayuda.
Sentí como se habría la puerta, seque mis lagrimas
lo más rápido posible, pero no quise ver quien era aunque mi corazón empezaba a
latir como loco, ¿Por qué seria?, ¿Cuál era la razón de que estuviera tan
alocado? Decidí ver quien era… no lo podía creer… ¿Qué hacia en mi habitación?
– ¿Qué haces aquí?, ya me quedo claro que mañana tendré
que salir sola.
Empieza a mirar por todos lados. – uhm… hable bien
con Bill y me ha convencido en llevarte al trabajo mañana, así que te estaré
esperando temprano.
No pude evitar soltar una sonrisa al escuchar
aquellas palabras. – gracias.
Me da la espalda y comienza a salir de mi
habitación mientras soltaba unas cuantas palabras de su boca. – no te
emociones, solo lo hago para evitar que nuevamente me agarren a golpes Bill y
Georg.
¿Solo lo izo por eso? que tierno es Bill en
preocuparse por mi y yo que hace poco me comporte como una completa idiota… será
mejor que le vaya a pedir disculpas por mi mal comportamiento.
Espere un par de minutos y Salí de mi habitación
dirección al lugar donde estaba Bill y el tal Georg pero no estaban en donde
los dos fueron espectadores de una pelea, y por ello los busque por todo el
primer piso, pero no estaban en ningún sitio, así que me encamine al jardín.
Era espectacular, además de ser tan grande como la casa y ahí se encontraban
sentados frente a la piscina.
Me acerque con cautela y los chicos de dan cuenta
de mi presencia. – Bill… vengo a disculparte por lo sucedido, de verdad no fue
mi intención.
– no te preocupes, mi hermano es capaz de sacar de
sus casillas a cualquiera, no te sientas mal por ello. – dice muy tranquilamente
y con una sonrisa pegada en la cara.
– esta bien pero aun así quería decir que lo
siento.
– Tom es algo temperamental pero es un buen chico
tienes que saber ganarte su confianza. – pronuncio el acompañante de Bill.
No pude evitar recordar el suceso en aquella plaza,
y al parecer en ese instante me ruborice porque sentía mis mejillas muy
calientes. – es muy cierto, pero no
hablemos de eso que me vuelve el coraje.
Los chicos me invitaron a pasar la tarde con ellos,
me hicieron reír como nunca, hace tiempo que no me la pasaba tan bien conocí al
otro chico muy simpático y un tanto parecido a Tom, con la diferencia que él si
sabia tratar a las chicas y la joven que estuviese a su lado es muy afortunada.
Ya era otro día y tenia que ir al trabajo, me
levante y me arregle, baje a tomar desayuno y al parecer no había nadie en
casa, ¿será que a Tom se le ha olvidado llevarme al trabajo? Conociendo como es
de tonto es lo más probable. Tome desayuno sola y algo asustada porque no se
que camino tomar o donde tomar un taxi, si llegase a tiempo eso seria una gran hazaña
que algún día se la contaría a mis hijos.
Fui a mi habitación a buscar mis cosas para luego
partir, baje las escaleras rápido y a la vez cuidadosamente para no tropezar.
Al abrir la puerta se escucha una voz, miro hacia donde provenía el sonido y lo
vi apoyado con los brazos cruzados.
– ¿se te ha olvidado que te tengo que llevar al
trabajo?
– creí que
se te había olvidado por eso me iba a ir sola. – dije algo avergonzada y a la
vez sorprendida.
– pensé que lo habíamos hablado ayer, pero en fin
se te hace tarde. – dice mientras se encamina a donde estoy yo, pasa por a lado
y sale de casa.
– gracias Tom. – digo saliendo de casa y cerrando
la puerta.
El se
detiene y me mira de re ojos, con aquella sonrisa picarona – no me des las
gracias, ya sabes el porque de esto, esperemos que puedas seguir mi ritmo al
caminar. – sentencia y nuevamente empieza su recorrido. ¿Qué abra querido decir
con eso?
Al paso de unas cuadras podía entender a que se refería,
es un desconsiderado hacerme correr con tacos es un gran troglodita. En
realidad caminaba muy rápido y apenas podía seguirlo, de vez en cuando miraba
hacia atrás para asegurarse que le seguía y cuando me llevaba una gran ventaja disminuía
el ritmo.
Habíamos caminado unos 20 min para poder conseguir
un taxi. Ya sentada por fin cierro mis ojos y suspiro – por fin me he sentado,
me duelen mucho mis pies y todo gracias a ti idiota.
Sonríe
satisfecho de su venganza, porque eso parecía.
– pues de nada, ya hacia mucho
que no hacías ejercicio y una caminata así no te aria nada de mal.
– ¿y desde cuando que te importa mi salud? – solté fulminándolo
con la mirada.
– no me
hagas escándalo aquí o le digo al taxista que me deje aquí y me devuelvo a
casa.
– ¡pues hazlo, ya no te necesito!
– como digas, señor ¿me puede dejar aquí? – el
taxista asiente y detiene el coche, Tom se baja y me deja sola.
– ¿señorita todavía va al lugar que me dijo? – dice
el chófer tranquilamente.
– si.
No lo podía creer me ha dejado sola, pero por
suerte estoy arriba de un taxi que me llevara al trabajo, el asunto seria ¿Cómo
me volveré a casa?, ¿será que alguien me vendrá a buscar?