a casa, Gus llevo
la maleta que no me acordaba que tenía. Era muy grande esa casa, miento no era
una casa era una mansión pero era muy linda, llena de vegetación me gustaba
mucho y por dentro era más impresionante.
Me sentó en el
sillón de la sala de estar, frente a una enorme escalera que daba al segundo
piso y grita el nombre de Tom, no pensé nada malo porque en este mundo existen
muchas personas con ese nombre, pero me había equivocado, él bajaba poco a
poco, no me lo podía creer ¿yo y Tom bajo el mismo techo?
– ¿Qué haces
aquí? – dije atónita por la situación.
– eso debería
decirlo yo puesto que es mi casa ¿no? Es verdad… no podía hacer nada contra
eso.
–
Tom ¿Por qué no la ayudas con sus cosas?
– ¡no necesito ayuda de nadie y mucho menos de
él, yo puedo sola!
– ¿pero estas enyesada?
– eso no es
impedimento para subir las escaleras.
– ella ha hablado, con su permiso me
retiro. – me mira y da media vuelta, subiendo nueva mente las escaleras.
– discúlpalo
suele comportarse así, es un completo tarado.
– no te
preocupes lo entiendo, Gustav ¿me ayudas con la maleta?
– claro, Bill
¿A dónde la llevo?
– ¿te llamas Bill?
–lo siento no me he presentado, el
tarado de mi hermano se llama Tomas y yo me llamo William, pero todos me
conocen como Bill.
– uhm… a tu
hermano ya lo concia Bill. – asome una mueca mirando a otro lado.
– ahora todo
con cuerda… bueno ven te llevo a tu habitación. – pasa una de sus manos por mi
cintura y empieza a caminar lentamente, al llegar las escaleras se me hacían
interminables, él se dio cuenta y me tomo en brazos.
Es muy amable y
muy dulce, la chica que este con Bill tiene mucha suerte. Pensé en mis
adentros. Me dejaron sola en mi habitación, era muy linda el que la haya
decorado tiene buenos gustos.
Me tire a la
cama pensando en todo lo que había sucedido, y en que será de Jared… tal vez
necesitaba dormir, estaba agotada y pensar que estaba en el mismo techo que…
Tom no me hacía gracia, aunque me gustaría pedirle disculpas por lo que había
ocurrido. Mire el teléfono, lo tome y llame a mi novio, no aguantaba más
necesitaba saber si estaba bien, si… se habría preocupado al no saber nada de
mi…
– ¿halo? –dice
algo adormilado.
– hola amor, ¿Cómo estás?
– ¡hasta que
por fin te dignas en llamar!, ¿sabes lo preocupado que estaba? Algo extrañado
de su reacción conteste.
– ¿fuiste a mi
casa?
– ¡claro que
fui a tu casa al saber lo sucedido, pero no encontré respuestas!, ¿Dónde estás?
–em… estoy en
casa de Gustav, no te preocupes que estoy bien.
– sabes que no
me gusta que estés con ese sujeto, debiste de haberme llamado a mí para ir a
buscarte.
– no pude
llamar y Gustav fue el primero en llamar, sin él yo ahora no estaría hablando
contigo.
– dije algo
enojada.
– ¡pues quédate
con tu amiguito, ya me di cuenta que lo prefieres a él!
– cuelga el
teléfono.
– ¡eso no es
verdad!... ¡me ha colgado el muy idiota! Colgué y me volví a tirar en la cama,
¿tendré que estar encerrada en este lugar para siempre o por lo menos hasta que
pueda encontrar una casa y mudarme?, Tom… ¿seguirá enojado conmigo? ¡Ha Bella
esto es un desastre! Me senté en mi cama, mire la puerta y dije. – es mejor
arreglar las cosas con Tom, no quiero que haya un ambiente tenso en esta casa.
Me pare, busque mis muletas y Salí de la habitación.
– ¡ahora!...
¿Cuál de todas las puertas será la entrada a la habitación de Tom? – Camine
lentamente recorriendo el segundo piso, de verdad era grande la casa, pero una
puerta llama mi atención…
– ¿será la
habitación de Tom? – me pregunte y mientras eso sucedía la puerta que estaba al
frente de mi se había… ¿Qué aria ahora? Mira algo fastidiado.
– ¿estando tu
aquí ya no podré tener intimidad?
– ¡no es eso
Tom! Es solo que… – ¡solo nada!, ¿que acaso no te importo meterte en mi casa
sabiendo que yo vivía en ella?, pues ya conseguiste lo que querías, ahora
déjame en paz.
– ¡idiota solo
venia a pedirte unas simples disculpas, ya que vamos a vivir juntos por un
tiempo pero el señor egocéntrico cree que estoy aquí por él, te lo aclaro de
inmediato no vine aquí porque yo quería sino porque no me quedaba opción y
además no tenía la menor idea que vivías aquí! – doy media vuelta hacia mi
habitación. – ¡contigo no se puede hablar! Sentía como clavaba su mirada
acusadora en mí, pero no me gire para ver que rostro puso después de aquello.
– tampoco me
interesa lo que te haya sucedido, si mi hermano te tiene aquí pues tendré que
soportar, espero que no te entrometas en mis cosas. Eso si me había sacado de
mis casillas, abrí la puerta de mi habitación y me gire furiosa.
– ¡y yo espero
lo mismo de tu parte, no quiero verte en mi camino! – cerré la puerta de un
golpe, ¿Qué se creía por tratarme así? Pero en fin, estamos en la misma casa y
será imposible no encontrármelo en algún sitio.
Había pasado
una noche, para haber empezado no fue tan mala como me lo estaba imaginando,
pero en fin hoy sería un largo día sin nada que hacer. Me levante sin ganas, me
bañe y me puse algo liviano y fácil de poner. Me paro unos segundos frente a la
puerta agarrando fuertemente el cerrojo.
– Bella no creo
que te lo encuentres en la mesa, ya te lo ha dejado muy en claro que prefiere
encerrarse en su pieza hacer que se yo. – abrí la puerta y me empecé asomar
lentamente, miro hacia uno de los lados y ahí estaba, con el corazón a mil
retrocedí y cerré la puerta como la noche anterior.
– Bella…
definitivamente será más difícil de lo que creí.
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