– ¿no debería preguntar lo mismo?
– pues… no podía dormir y vine a observar la luna.
Y tú… ¿Qué haces aquí Tom?
– escuche a un ratón salir de una de las
habitaciones y quise inspeccionar de que se trataba.
– ¡hey yo no
soy ningún ratón!
– yo no he dicho que seas uno, ¿o si?
Estúpido, siempre con sus juegos extraños de
palabras que me hacen caer. No se el porque pero… ¿Por qué siento mi cara tan
caliente? – no, no lo haz dicho.
– entonces no mal interpretes mis palabras.
– lo siento…
– será mejor que entres hace mucho frío y te puedes
resfriar.
¿Porque?, ¿Por qué se preocupa por mi? – am… si
entrare en un rato más.
– entonces ponte esto, no quiero que Bill me culpe
de que hayas pegado un resfrío. – me tira una manta la cual agarro y se va.
¿Por qué es así ahora que estamos solos y cuando estamos con los demás le soy
indiferente?
Al final pase toda la noche afuera, observando las
estrellas y pensando en Jared, en Tom y… en mí… ¿Qué pasara si mis sentimientos
comienzan a cambiar? Eran las 9 de la mañana y despierto en mi habitación, miro
a la puerta y no había nadie, me sentía extraña como si alguien hubiera estado
conmigo, ¿solo fue un sueño?, ¿Quién me habrá traído a mi habitación si yo
recuerdo no haber entrado?
Arregle mis cosas y me metí a la tina, quería
sentir como la tibia agua corría por mi
cuerpo, quería despejar mi mente pero a la vez recordar… ¿Cómo llegue a
mi habitación?
Me aliste y baje a tomar desayuno, era extraño no había
nadie solamente Tom. – hola Tom, ¿Cómo amaneciste? – dije algo mareada y
aturdida.
– ¿se supone que bien?, y tu… ¿Cómo amaneciste?
Me paro a servirme el desayuno, comienzo a sentir
que todo mí alrededor me da vueltas, por suerte tenia la mesa para afirmarme. –
creo que no muy bien. – digo sonriente.
Se gira para verme. – estas pálida, te dije que te
fueras acostar temprano porque afuera empezaba hacer frío.
– ¿Por qué lo dices Tom? – ahora ¿Qué le sucede?
– hoy en la mañana cuando iba a dar una vuelta te encontré
dormida afuera, te dije que te fueras acostar.
– pero… si
no me ha pasado nada, estaré bien no te preocupes.
– estas pálida y si toco tu frente estarás
ardiendo, será mejor que te vayas a la cama a descansar.
– estaré bien, no tienes porque preocuparte por mi.
– no aguantaba más Tom tenia razón debería descansar, me sentía ardiendo,
parece que me he enfermado… ¿Por qué empiezo a ver todo oscuro?
No se que hora y que día será, pero no me siento
muy bien mi cabeza arde y me duele un poco, no paro de toser y de estornudar,
lo único que se es que Tom estaba a un lado de mi habitación sentado y tocando
una guitarra.
– uhmm… ¿Dónde estoy?
– estas en tu habitación, lo chicos están
arreglando sus cosas porque nos iremos gracias a ti.
Miro a Tom y luego miro al techo. – lo siento Tom… no
fue mi intención.
– ya deja de decir eso, pareces una estúpida
repitiendo a cada rato “lo siento”
Después de aquellas palabras no pude evitar sonreír,
pero me sentía muy mal para poder decir algo más. Él me toca la frente y dice <<todavía
estar ardiendo, será mejor que te vuelva
a mojar el paño>> él saco lo que
tenia en la frente y lo metió a una fuente que al parecer era agua, lo saco,
estrujo un poco y nuevamente vuelve al lugar en donde estaba… en mi cabeza.
– nunca pensé que Tom Kaulitz fuese tan atento con
alguna chica si no es por alguna razón en especifica. – dije mirando su rostro
y a la vez algo divertida.
El joven
guitarrista queda sin habla y muy serio, la queda observando y luego se para
saliendo de la habitación mientras decía. –
solo le hice el favor a Bill de cuidarte mientras él empaca sus cosas…
no pienses cosas que no son.
Sin más que decir abre la puerta de la habitación y
ve que estaba parado Bill con cara de preocupación. – ¡Tom te dije que
esperaras a que llegara y no te fueras antes!
– pero ya estas aquí y yo me largo de este lugar
estoy aburrido.
– ya vete idiota, me quedare con ella arreglando
sus cosas para irnos y Bella no le hagas caso de las estupideces que mi hermano
dice.
¿Qué era esto?, ¿acaso me están tomando el pelo? De
verdad son muy dementes.
Bill empaco
mis cosas, y quería ayudarlo puesto que me sentía mal verle solo con mis
pertenencias. Mi querido amigo me dijo que cerrara mis ojos y durmiera y fe así
como sucedió.
Ya estábamos en casa, los chicos habían llevado a
un medico para que me revisara y cuidara que mi gripe no fuera a empeorar. Con
ello también trascurrían los días todo era muy pacifico y mientras los chicos
no estaban me quedaba con Erin, compartíamos muchas de cosas y cada hora que
pasaba nos volvíamos amigas inseparables o estaba en mi habitación realizando
nuevos diseños a mi cliente preferido y por cierto un gran amigo.
Un día después de haber agotado mi imaginación me
encamine a los sitios desconocidos de aquel condominio, deseaba conocer más
haya y observar los peligros sin imaginar que mi camino volvía a cambiar de
rumbo.
– ¿Bella que haces por estos lugares?